lunes, 12 de marzo de 2012

ME GUSTARÍA QUE LA VIDA OLIESE A CAFÉ


Mamá, ¡cuánto te echo de menos! Hace un rato recordaba aquella frase que tanto os hizo reír a Abueli y a ti, cuando una tarde (podría ser Noviembre, a principios de los 80) entrasteis en la cocina y me pillasteis con la nariz metida en el tarro de café molido que suele haber en el armario.

-"¡Mmmmmmmmm! Me gustaría que la vida oliese a café... "

Y es que me encanta el olor del café antes de prepararlo. Es uno de mis aromas preferidos a pesar de no gustarme el café en sí.

Suelo presumir de memoria fotográfica pero a menudo olvido las cosas más importantes y sin embargo recuerdo aquellas otras a las que yo doy mayor importancia:

Las nimiedades, las imágenes cotidianas... esas escenas que suelen eliminar de los largometrajes para incluirlas más tarde en el dvd "edición coleccionista".

Por eso aquella "ocurrencia infantil" aún perdura en mi mente y en mi recuerdo y ahora soy yo la que río pensando en esa otra "yo" del pasado diciendo... aquella tontería.

Tontería o no... no parece una mala idea. La vida debería tener un olor que cautivara, un bonito aroma, como el de café recién molido o el de la tierra después de la lluvia, el de la higuera rebosante de frutos o las tímidas violetas que ahora están sobre mi mesa...

¿A qué os gustaría que oliese vuestra vida?

2 comentarios:

  1. Que bonica eres! a mi los olores me llevan de cabeza, me encanta que un olor de repente me despierte y me traiga una imagen , una sensación o un recuerdo de forma tan real y vívida!! Creo que mi vida olería a playa, arboles y jazmín, a ropa limpita ( mmmmm Kilos y kilos de suavizante :)a la primavera Murciana :)

    ResponderEliminar
  2. Jeje. Buenos recuerdos. Podría complementarlos con un olor que tú no has conocido, y que sin embargo yo recuerdo, teniendo, más o menos la edad de tu recuerdo. Principios de los setenta, y el olor a unos rollos de azucar en el armario despensa que había al entrar (a la izquierda) en la cocina de Abueli en la plaza de Risueño (y no del Risueño como dicen algunos incultos en cualquier lado). Una cocina que daba a la calle del Ciprés, donde había una lavadora eléctrica no automática, y donde ese mueble-despensa-vitrina-empotrado era, si no recuerdo mal, de madera verde. Besos, sis.

    ResponderEliminar